5 de noviembre 2011
De alguna manera empiezo a sentirme cómoda en esta
ciudad, a penas me molestan los ruidos, cada vez me dan menos asco
esos olores, he perdido el miedo a cruzar las calles (nunca creí que
diría esto) y la lógica india me molesta cada día menos, pero sigo
sin entenderla.
 |
Anjuna Beach, Goa. Un vaca en la playa. |
Anaí y yo hemos pasado
una semana en Goa ¡por fin he podido disfrutar de un atardecer en el
mar!, ha sido como un paréntesis entre tanto estrés bangaloril.
Hemos conocido a un montón de aventureros que sin pensarlo dos veces
han dejado sus trabajos y sus vidas en sus respectivas ciudades y se
han metido en la apasionante aventura de viajar durante un largo
tiempo alrededor del mundo. Me han hecho pensar en lo bonito y
atractivo que resulta romper con la estabilidad y seguridad que nos
da el día a día para descubrir que más de interesante hay en la
vida, qué otras cosas podemos encontrar en el mundo. Pero no sólo
eso, también hemos disfrutado de la playa y de las cálidas aguas
del mar arábigo. También he aprendido a conducir una moto que me
alquilaron sin problemas por 200Rp, unos 3€, todo el día. Al
principio me daba miedo pero en seguida aprendí a esquivar vacas por
la carretera y a tocar el claxon como la que más. Sin embargo no
todo podía ser tan perfecto, a cambio de tanto placer hemos tenido
que alimentar a un regimiento de chinches en contra de nuestra
voluntad. Mordieron cada milímetro de nuestras extremidades sin
ningún tipo de piedad, nuestros movimientos eran cada vez más
parecidos a los de los pobres perros pulgosos que habitan Bangalore,
hemos estado rascándonos desesperadamente durante casi una semana,
noche y día. Sin duda, hasta hoy es el peor bicho que me ha picado,
me cuesta imaginar que la malaria sea peor que esto!
 |
Si Gandhi levantara la cabeza... |
Trabajo muchas horas y lo
único que me preocupa es aprender mucho como profesora y adquirir la
experiencia necesaria para poder transmitir mis conocimientos de la
manera más efectiva posible. Hoy ha venido una representante del
Cervantes para controlar el funcionamiento de la escuela, nos ha
dicho que esta es una muy buena oportunidad que nos va a hacer crecer
mucho a nivel profesional. Esas palabras me han ayudado a justificar
porqué trabajo tantas horas por tan poco dinero y en una ciudad como
esta. Por suerte mis alumnos son muy majos y me divierto mucho
enseñándoles, creo que están aprendiendo y que les gustan mis
clases. Es algo que, al igual que a nuestro queridísimo Juan Carlos,
me llena de orgullo y satisfacción.
He conocido por
casualidad otros españoles que también viven en Bangalore. Es
bonito ver que hay otra gente metida en una aventura parecida a la
mía. También he visto un puesto de venta de productos hechos por
mujeres de la fundación Vicente Ferrer, me han animado a ir a
visitarles y me han entrado muchas ganas de hacerlo. Espero tener
pronto unos días para ir a verlos y conocer al niño que mi madre
tiene apadrinado. Creo que esa puede tratarse de una visita muy
interesante para conocer la fundación y saber cómo funciona
realmente.
Por cierto ¡hoy por fin
ya tenemos nevera! ¡Y funciona!
No hay comentarios:
Publicar un comentario