martes, 24 de enero de 2012

¡Hola!

Bueno, ya hace mucho que no escribo, pero es que en los últimos meses mi vida aquí tampoco ha sido muy interesante y no quería aburrir. Cada vez tengo más trabajo, pero no por eso más dinero, cada vez tengo menos tiempo libre y mis jefes cada vez son más intransigentes en cuanto a lo que derechos humanos se refiere.  Hasta ahora he querido creer que todo está bien y que no es para tanto, pero estoy empezando a estar harta de todo este juego. En la escuela en la que trabajo engañan a los alumnos y a los profesores para hacer los cursos más cortos, pero más intensivos, de manera que les salga gratis explotar al profesor y que los alumnos paguen más a menudo para el siguiente nivel, también si no ha completado el número de horas que en un principio habían pagado, pero no pasa nada, aquí nadie se queja. Yo sé todas estas cosas y no puedo decír nada, sin embargo tengo que aguantar que mi jefa me diga que mis alumnos se han quejado de mí y que no quieren que yo continúe siendo su profesora. Sólo me faltaba oír eso! De todas las mentiras que me han contado desde que estoy aquí, esta ha sido la más insoportable. Pues no puede ser que las personas que me invitan a su casa, me llevan de fiesta y a les que les gusta planear cosas conmigo vayan y se quejen de mi. Ayer esta mujer me dijo que ya nadie quiere profesores nativos que los indios son mejores profesores que nosotros ¿Y para qué nos trae aquí entonces? La diferencia entre un profesor indio y uno español es que los indios asumen sin problema su papel de esclavo y eso, a los que están arriba, les encanta, nunca he visto tanta inutilidad, tienen a una persona todo el día detrás haciéndoles todas las tonterías que piden. Tanto, que son incapaces de ir a por un vaso de agua o de cargar con su propio bolso. Por supuesto, nunca han sabido lo que es trabajar y lo único que les da satisfacción es tener a un montón de personas a su diposición y encargarles cosas, siempre urgentes y siempre inútiles.

Si te pones enfermo, a nadie le importa, tienes que venir a trabajar igual, a pesar de lo que dice el contrato. Que, por cierto, el contrato también dice que este mes nos tienen que pagar más. Me muero de ganas de saber cuál va a ser la excusa esta vez. Yo, por mi parte, si no hay tal aumento de sueldo, el mismo día en el que me entere de esto cojo mi maleta y me voy a dar una vuelta por las asias, que las tengo muy cerca.   

La paciencia tiene un límite y la mía se está agotando. No sé cómo va a acabar todo esto pero os digo que volveré a casa antes de lo previsto.