miércoles, 11 de julio de 2012

De Varanasi a Amritsar pasando por Delhi

14 de mayo de 2012

Es mi cumple y me he levantado en aquella habitación desangelada de Varanasi a no-sé-qué-hora del mediodía. Tenemos el tiempo justo para comer algo y salir corriendo hacia el aeropuerto. Volamos a Dehli, desde donde por la noche tomaremos un bus nocturno hacia Amritsar, que es lo más cerca que vamos a estar en este viaje de los Himalayas y de Pakistán.

Nos subimos en un rickshaw y sin tiempo para discusiones conseguimos que nos lleve por 100 INR al aeropuerto -a juzgar por el precio que hemos sacado, y contando con que nos está timando, el aeropuerto no debe estar tan lejos-. A mitad de camino resulta que no tenemos combustible suficiente y nos paramos en una gasolinera, le preguntamos al rickshaw-wallah que cuánto falta hasta el aeropuerto y nos dice que unos 40 minutos -no llegamos, es imposible-. Mientras esperamos, y rezamos para que esta también sea una de esas cosas que se dicen por decir algo pero sin saber nada cierto, unas niñas se acercan a mirarnos y a preguntarnos nuestros nombres y los de nuestros padres, se los decimos y se van tan felices.

Por fin llegamos a coger el avión por los pelos, de hecho el chico del check-in nos dice que le debemos un favor. Sin embargo lo que nosotras concluimos de esto es demostrar, una vez más, que en India todo es posible y que las reglas que hay están hechas exclusivamente para romperlas. 

¡Tarta de cumple!
En la cola para subir al avión conocimos a un inglés, al que no le gustaba ser inglés, y que había visitado la India ocho veces en los últimos díez años. Él también iba a pasar la tarde en Dehli para luego coger un bus nocturno en una dirección diferente a la nuestra. De manera que le dijimos que era mi cumpleaños y que se apuntara a la celebración, así que los tres pasamos la tarde en un bar comiendo y bebiendo cerveza:) Después de cenar uno de los camareros aparece con una tartita de chocolate con tres velas encendidas. ¡No me lo esperaba! Desde luego ha sido el cumpleaños más surrealista hasta el momento.

Más tarde nos despedimos y nos vamos en busca de nuestro bus, que para nuestra sorpresa resulta increíblemente fácil de encontrar. 


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